Las negras viejas, picos
de misteriosos pájaros,
contando
como en cantos lo que antes
había llegado a sus oídos,
éramos, sin saberlo, dueñas
de toda la verdad oculta
en lo más profundo de la tierra.
Fragmento del poema “Oriki para las negras viejas de antes”
Georgina Herrera
“Memorias Danzadas. Voces ancestrales de mujeres negras” (@memoriasdanzadas2022) estuvo en la Cátedra Libre de África de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) (@catedrafrica), para participar en la Kiyindula, un espacio para conectar con los orígenes africanos, en el marco de la V Convención del Centro de Estudios Sociales y Culturales el martes 16 de mayo.
Sólo un fragmento de la pieza fue mostrado, ante la comunidad estudiantil y docente de la UBV para explorar en los posibles imaginarios que puedan tener los asistentes sobre la esclavitud femenina, como parte de los objetivos pedagógicos que ha trazado el colectivo Trama Danza, dentro del proyecto “Reflexionando en Comunidad sobre Género, Raza y Performance, desde la Esclavitud Femenina”, financiado por FONACIT.
¿Cómo la mayoría de las/los venezolanos entienden ese período tras la invisibilización académica, el prejuicio racial, el patriarcado y el racismo que cubre esa parte de la historia venezolana?, fue una de las interrogantes de Meyby Ugueto-Ponce (@curiepelasabana), directora del colectivo artístico de investigación y creadora de la pieza.
“Trama Danza se plantea problematizar, poner en diálogo, contrastar y enriquecer el imaginario que exploramos con las distintas comunidades, encontrado con lo que hemos construido en la puesta en escena, que muestra la resistencia, la resiliencia y la reconstrucción cultural que agenciaron las mujeres esclavizadas ante el sistema esclavista”, profundizó la investigadora afrovenezolana.
Desde el baile, el cuerpo, la respiración y la imaginación, se construyó una dinámica con los participantes para conectarse colectivamente con la percusión, el ritmo y el pulso como el foco de vida. Así lo narra y vive Meyby Ugueto-Ponce al momento que llevaba al público a imaginar un encuentro con la mujer más anciana que conocieran o recordaran.
Este ejercicio permitió “acercarse a la memoria individual pero también a la memoria social, a recuperar relatos, sensaciones, afectos, alrededor de las mujeres de nuestras historias con “h” minúscula, de ese modo podemos acercarnos a un imaginario, en el que no se suele acceder y a veces está olvidado, pero que está en las células, en el cuerpo, en el afecto y en el corazón”, explicó la profesora Ugueto-Ponce.
Los asistentes plasmaron lo que experimentaron en un dibujo para poder acercarse a un pasado esclavista, difícilmente conocido y explorado. Estas dinámicas seguirán afinando la metodología para poder indagar más en los imaginarios que se tienen sobre el periodo colonial y el lugar de la mujer negra.
“Coman tierra, no tengan hijos para la esclavitud; la tierra para ser estéril; la tierra para morir” (Frase del novelista, poeta y pensador martiniqueño Édouard Glissant), gritó Melibai Ocanto, una de las bailarinas de la pieza al entrar en la Kiyinudula después del viaje de cada asistente.
“Es una de las escenas centrales de la pieza. Es el uso político del cuerpo de la mujer esclavizada, al decidir, ella misma, interrumpir su embarazo para poder tener el alma de su hijo en libertad y así evitar producir mano de obra esclavista y beneficiar al amo”, refirió la directora de la pieza.
Flor (Poy) Márquez Ugueto (@flormarqur), directora de la Cátedra Libre de África de la UBV e impulsora de la Kiyindula dijo que este espacio siempre va a ser la conexión con la génesis, con la tierra y con África.
“Yo creo que la reconexión que nosotros debemos tener, precisamente es desde este círculo íntimo, familiar, no solamente consanguíneo sino desde la comunidad, para poder resolver nuestros problemas. La Kiyindula de hoy, fue mágica con el trabajo de Memorias Danzadas (MD). Hoy mi abuela me esperó y me condujo al espacio donde estaba la abuela más vieja, que era tal vez la tatarabuela de ella. Tenía en las manos unas hierbitas donde las iba descosiendo y volviendo a armar, para mí eso fue muy simbólico, Para mí es lo que estamos viviendo en Venezuela desde lo político, lo psicológico y lo emocional. Desde la Kiyindula, desde MD podemos entender que el momento de la reparación es ahora y que desde lo afro está la reconexión de la que hablamos”, concluyó Poy.
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